Una historia para contar

11.11.2008 10:43

Isabel Ramírez Puerta. Una mujer dedicada al arte desde hace 23 años. Realizó los estudios de Artes Plásticas y Pintura en la Escuela Eladio Vélez del municipio de Itagüí. Ha tomado diferentes cursos a lo largo de su carrera. De un temperamento fuerte, pero con una sensibilidad desbordante ha hecho de su trabajo algo digno de admirar y de reconocer.

Nace el 7 de Julio de 1963 en Medellín. HIja de Francisco Ramírez (Ingeniero Civil) y Ofelia Puerta (Ama de casa), es la número cinco entre siete hermanos. Creció en el barrio Guayabal, donde conoció a Jairo Henao, su esposo, con el que hoy tiene tres hijas (Valeria, Marcela e Isabel Cristina).

Durante sus embarazos hizo un receso en su carrera, al igual que en diferentes momentos de su vida, pero hoy tiene el tiempo y la disposición necesaria para dedicarse de una manera más intensa a su trabajo. Isa, como la llaman sus allegados, ha encontrado en el arte una herramienta para hacer denuncias. Por ello, su trabajo en la escultura se basa principalmente en los desplazados, una fuerte problemática social que afecta al país entero. De otra parte, con la pintura quiere enaltecer la belleza de los bosques, pero al mismo tiempo concienciar a las personas y mostrarles que esta riqueza natural con el tiempo tiende a desaparecer, especialmente ahora con la deforestación desenfrenada que se se está presentando.

Por otro lado, Isabel se ha desempeñado como maestra, pues dictó durante once años, aproximadamente, talleres de pintura para niños. Con éstos le encantó trabajar aunque desde hace un año ya no lo hace.

 Esta mujer siente una gran atracción por el arte en general. El teatro, al igual que la danza, le encantan. Pero no sólo esto la apasiona, la lectura hace parte de su crecimiento personal porque aprende y al mismo tiempo conoce la historia tanto de su país como de diferentes culturas.

Isabel es una mujer enamorada del maestro Arenas Betancur, siente en su obra la fuerza necesaria que la mueve, lo que ella quiere lograr con las suyas: mover a quienes estén al frente de ellas.

Su reto personal es demostrar que la mujer también puede desempeñarse al cien por ciento en la escultura, que no sólo los hombres pueden trabajar en este campo artístico. Por tanto, confiada en su talento quiere trabajar duro para mejorar y desarrollar su potencial al nivel más alto, primordialmente para su propia satisfacción.

 

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